Por fin he descargado las ganas que sentía de hacer algo solidario. No suelo llevar lacitos de colores, ni asistir a manifestaciones multitudinarias pero sí me conmueve lo injusto.

Creo que es injusto que millones de personas mueran al año de cáncer y que sólo algunos famosos ya fallecidos nos recuerden su existencia.

Creo que es injusto que la palabra cáncer se use con connotaciones despectivas, que sea una palabra maldita, tabú.

Creo que es injusto que niños, mujeres y hombres vean afectada su autoestima por el veneno de la quimioterapia. Es injusto que el hecho de perder el pelo les haga sufrir.

Creo que somos nosotros, la sociedad quienes hemos creado estos complejos, estos estereotipos que agravan el paso por este martirio. Creo que es justo que le aliviemos ese dolor.

La imagen de la enfermedad, el look, la foto del enfermo o de la enferma no es una imagen fea, en todo caso es conmovedora y a la par que motivadora porque los enfermos de cáncer no sois otra cosa que luchadores.

Cuando supe de la leyenda de Caillou imaginé un mundo donde todos fuéramos Caillou de forma que los enfermos de cáncer no se sintieran discriminados sino arropados.

Y esa es la idea, un simple y pequeño gesto, sin más pretensiones que dar un abrazo muy fuerte a todos los enfermos de cáncer, mi apoyo a ellos y a sus familias.

Y muy, muy especialmente a mi tía Mari, un beso enorme.