Sam Han es un hombre de 65 años que desde 2002 lucha contra el cáncer y contra las injusticias de su país natal, Corea del Norte ("El país más extraño del mundo").

Sam Han perdió a su familia en la Guerra de Corea, el destino hizo que viajara a los EEUU y lo adoptara un profesor norteamericano.

Cumplió eso que llaman el “sueño americano” y se hizo multimillonario.

En 2002 le diagnostican cáncer de médula ósea y le pronosticaron de 3 a 5 años de vida. Decidió dedicar el resto de lo que quedara de vida a ayudar a otros huérfanos como él. Vendió todo su fortuna que había amasado en los años 80 y lo depositó en un fondo de inversiones que fracasó. Le quedaron 50.000 dólares que utilizó para crear la fundación “Han-Schneider Children’s Foundation” en honor a su padre adoptivo.

Todas sus fuerzas las invierte en ayudar a los niños huérfanos de Corea del Norte y Tanzania, según él “el mejor remedio contra la enfermedad”.

Han promueve un proyecto para que el gobierno de Corea del Norte permita a los estadounidenses adoptar huérfanos. Algunos piensan que la propuesta podría impedir la reunificación familiar y facilitar el tráfico de niños.

Han visitó en 2008 los orfanatos. El gobierno norcoreano se encargó de que estos niños llevaran ropa para las cámaras. La realidad es otra.

La situación tan precaria que allí viven creo que es razón suficiente para que se facilite la adopción. Las trabas burocráticas impiden el derecho a la vida digna de niños en todo el mundo.

El tráfico de niños es otra cuestión que, sin ser yo ningún experto, creo que no dependen de las leyes de adopción.

Vía: La opinión